Un exceso de colesterol puede hacer que, al
combinarse con otras sustancias presente en la sangre (calcio, glóbulos blancos
etc), se forme una placa denominada ateroma y quedar pegada a las paredes de las
arterias impidiendo el correcto fluir de la sangre. Por ello, desde hace
décadas nos han hecho temer al colesterol llenándonos de medicamentos, de
alimentos enriquecidos que publicitan en la TV y rebosan en las estanterías de
los supermercados, nos han dado recomendaciones dietéticas y a pesar de todo
eso las enfermedades cardiovasculares, lejos de descender, han seguido aumentado.
Obviamente el tema ha tenido que someterse a revisión
por parte de la comunidad científica, haciendo que hoy en día ya se comience a
hablar de “el mito del colesterol” porque, aun siendo cierto que unos niveles
elevados aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, esta nunca sería
la causa primaria del problema. El colesterol sería el último en llegar, la
última capa de la masa del ateroma. Donde habría que poner el ojo es en el
resto de los elementos que forman la calcificación y en lo que hace que el
colesterol se esté elevando, tales como síndrome metabólico, resistencia a la
insulina, la diabetes, o problemas a nivel de ADN.
Entendamos primero qué es el colesterol y qué función tiene en nuestro
cuerpo.
El colesterol es una sustancia denominada
hidrofóbica, es decir, que repele el agua, por eso se asemeja con la grasa,
pero no es grasa en sí. Se encuentra en cada una de las células del organismo,
con especial relevancia en las neuronas del sistema nervioso. Por ese motivo nuestro
cuerpo necesita y produce colesterol por sí mismo. Tiene la función de generar
hormonas sexuales y tiroideas, vitamina D (con la ayuda del Sol), ácidos
biliares necesarios para digerir alimentos o vitaminas liposolubles.
Además, el colesterol participa en el proceso de
regeneración de los tejidos, en la restauración del daño inflamatorio y celular.
La mielina (capa que recubre los nervios) está prácticamente formada por
colesterol. Existen numerosos estudios que asocian la enfermedad de ELA con
niveles muy bajos de colesterol y triglicéridos. Muchas enfermedades
degenerativas y neuronales están relacionas con niveles bajos de colesterol. La
leche materna está cargada de colesterol y muchos alimentos también contienen
colesterol.
¡Vaya! Entonces parece que el colesterol no es
malo como nos han hecho creer, y eliminar las grasas de nuestra dieta, ponerse
a consumir un batallón de preparados alimenticios de moda, o medicarse durante
años, quizá hasta resulte contraproducente.
El metabolismo del colesterol y todo lo que lo
rodea es un mecanismo complejo que a mí me cuesta entender bien, ya que está
influenciado por múltiples factores como la edad, alimentación, salud
intestinal, genes etc, pero voy a intentar explicar lo que he ido entendiendo y
me he explicado a mí misma.
¿Cómo
viaja el colesterol por el organismo?
Cuando llega a través de los alimentos que
ingerimos, el intestino absorberá aproximadamente un 25% (depende de la salud
intestinal) de esa grasa (colesterol dietético) para enviarla hacia el hígado.
Este producirá el resto del colesterol necesario para hacer las labores citadas
anteriormente, aproximadamente un 75% y se enviará a la sangre para que las
células puedan usarlo. Una vez que ha sido utilizado, el sobrante regresa al
hígado donde se aprovechará para producir ácidos biliares. Lo que resta, el
hígado lo desecha, vuelve al intestino y se excreta.
Todo este viaje logra hacerlo uniéndose a unas
partículas llamadas lipoproteínas.
No sé bien por qué, pero cuando intento comprender
ciertas cosas que no puedo ver, siempre las visualizo como trenes para darles
forma mentalmente. Así que, en este caso el colesterol serían los pasajeros que
cada día van de un lugar a otro a sus puestos de trabajo, y el tren que los transporta
serían las lipoproteínas.
Imaginad que en los trenes (lipoproteínas) viajaran diferentes tipos de
trabajadores, unos muy importantes que hacen funciones imprescindibles para el
sistema (colesterol HDL), y otros trabajadores que pueden llegar a ser un
estorbo (LDL) y otros que solo van al trabajo a molestar y ocasionar problemas
(VLDL triglicéridos).
¿Qué
son las Lipoproteínas?
Tenemos varios tipos de colesterol (HDL, LDL…),
cada uno de ellos compuesto de lipoproteínas y grasa. A su vez cada tipo de
lipoproteína contiene una mezcla variable de colesterol, proteínas y
triglicéridos. Las lipoproteínas pueden ser de alta o de baja densidad.
Cuando se dice que hay un colesterol bueno y otro
malo, suele ser porque un tipo de lipoproteínas hacen una función siempre con
resultados positivos, y otras pueden acabar teniendo un resultado negativo.
-
LDL: Low Density Lipoproteins – Lipoproteína de baja densidad
Este sería el tren que va por la
mañana temprano a llevar a los trabajadores (colesterol) a sus respectivos puestos.
Se encarga de transportar nuevo colesterol desde el hígado a las células. Es el
que, al juntarse con otras sustancias puede formar placa en las arterias, sobre
todo si estas están dañadas porque se va a quedar en la lesión para repararla.
A este le dicen “el malo”.
Rango oficial normal: 100 mg/dL
-
HDL: High Density Liporpoteins - Lipoproteína de alta densidad
Es el tren que hace el camino de
regreso a casa con los trabajadores que ya han hecho su tarea. Recoge el
colesterol no utilizado por las células y lo lleva al hígado para ser procesado,
convertido en parte de la bilis y eliminado después.
Le dicen “el bueno” porque es el que
elimina la grasa de las arterias, ayudando al VLDL a convertirse en LDL para
ser reciclado. No tiene el potencial para quedarse pegado en la pared vascular,
por lo tanto, no contribuye a la formación de placa.
Rango oficial normal:
o
Hombres:
más de 40 mg/dL (1.04 mmol/L)
o
Mujeres:
más de 50 mg/dL (1.3 mmol/L)
Tener unas concentraciones de HDL más
bajas del rango oficial, puede generar una mala regulación de las grasas
ocasionando que no se puedan eliminar del organismo, acumulándose así en las
arterias.
-
VLDL: Very Low Density Lipoproteins – Lipoproteínas de muy baja densidad.
Este se produce en el hígado y se
libera en el torrente sanguíneo para suministrar a los tejidos del cuerpo un
tipo de grasa denominada triglicéridos. Contribuye a la formación de placa.
Casi la mitad de una partícula de lipoproteínas de muy baja densidad está
formada por triglicéridos.
Rango oficial normal: entre los 2 y
30 mg/dl
¿Qué
son TRIGLICÉRIDOS?
A estos sí que debemos prestar atención.
Voy a citar la descripción que la Clínica Mayo
hace sobre los triglicéridos, para que no piensen que como yo siempre hablo de
estilo de vida paleo, cetogénico o bajo en carbohidratos, estoy dando una
definición favorable a mi discurso.
“Los
triglicéridos son un tipo de grasa (lípidos) que se encuentran en la sangre.
Cuando
comes, el cuerpo convierte todas las calorías que no necesites usar de inmediato,
en triglicéridos. Los triglicéridos se almacenan en las células grasas. Más
tarde, las hormonas liberan triglicéridos para obtener energía entre las
comidas.
Si
ingieres regularmente más calorías de las que quemas, en particular de
alimentos ricos en carbohidratos, puedes tener los triglicéridos altos
(hipertrigliceridemia).
¿Cuál es la diferencia entre los triglicéridos y
el colesterol?
Los
triglicéridos y el colesterol son diferentes tipos de lípidos que circulan en
la sangre:
-
Los triglicéridos almacenan las
calorías no utilizadas y proporcionan energía al cuerpo.
-
El colesterol se utiliza para
construir células y ciertas hormonas.”
Lo dice la Clínica Mayo, lo que aumenta los
triglicéridos no son las grasas como nos han hecho creer, sino que aumentan con
la ingesta de alimentos ricos en carbohidratos como las harinas refinadas,
azúcares etc
Por este motivo, cuando hacemos dietas bajas en
carbohidratos como paleo, cetogénica etc. y el organismo deja de obtener su
energía de la glucosa para conseguirla de la grasa, esta se movilizará por la
sangre para ser usada, “quemada” como combustible y obviamente aparecerá en las
analíticas (a veces hasta más del doble) simplemente porque está viajando por
la sangre, tal como lo hace la gasolina por la manguera para llenar el depósito
del vehículo. Igualmente ocurre cuando se hace ejercicio y se “quema grasa”. En
estos casos es habitual que LDL y los triglicéridos den más altos, aunque se
estabilizará con el tiempo, cuando el organismo se acomoda.
Si pasando unos meses siguen dando altos, hay que poner
la atención sobre el hígado, ya que puede estar saturándose por tener que
procesar muchas grasas. En ese caso es bueno dar un respiro al hígado haciendo
entradas y salidas en cetosis, hacer ayuno intermitente, e incluir en las
comidas alimentos frescos de hoja verde especialmente los amargos, incluso ayudar
al hígado a trabajar con algún suplemento como el cardo mariano.
La solución no es dejar de comer por ejemplo los
temidos huevos “que aumentan el colesterol” porque, como hemos visto, si no obtenemos
colesterol dietético, el organismo se va a asustar porque no le llega uno de los
ingredientes básicos para realizar sus funciones, y el hígado se va a poner
como loco a fabricar colesterol.
Las mujeres deben tener en cuenta que durante el
embarazo y la menopausia se producen alteraciones en los valores de colesterol a
causa del descenso de estrógenos. Suele disminuye el HDL y aumentar el
colesterol total y el LDL. Paciencia señoras, cuiden más la alimentación y
hagan algún tipo de ejercicio que les divierta para que puedan hacerlo cada día.
Como vemos el colesterol está en continuo
movimiento a lo largo del día, por eso no podemos tomar como determinante una
sola analítica, porque si los días previos o el mismo día del análisis por
ejemplo no hemos evacuado, si hemos comido determinados alimentos, si hemos
hecho mucho ejercicio, incluso si nos hemos dañado con un golpe o un corte, los
valores pueden ser completamente diferentes a los que tendremos al día
siguiente.
Algunos datos orientativos:
-
HDL
alto: bueno
-
Triglicéridos
bajos: bueno
-
HDL
bajo: malo
-
HDL
bajo con LDL muy bajo: muy malo
-
HDL
alto con LDL muy alto: poco malo
-
Colesterol
Total alto: malo
Si usted teme que sus altos niveles de colesterol
le puedan producir un problema cardiovascular, o tiene antecedentes, lo que
aclarará si verdaderamente tiene placa en sus arterias es una prueba de rayos X
denominada Tomografía Computarizada o Angiotomografía. Pero si es solo por
curiosidad, ha de valorar si merece la pena la exposición a los rayos X por los
riesgos asociados.
Sí, es cierto, a veces no todo es alimentación y
ejercicio. En ocasiones el ADN nos juega en contra. Existe un problema genético
conocido como el síndrome de Smith-Lemi-Opitz que causa una deficiencia en la
enzima 7-dehidrocolesterol reductasa, implicada en la síntesis del colesterol.
Los niños que nacen con este problema aparecen con anomalías en cara o
extremidades, déficit en el tono muscular, retraso mental o e crecimiento.
¿QUE COSAS NOS AYUDAN?
o
Vigile
la cantidad de azucares, carbohidratos y alimentos inflamatorios que consume. Si
daña sus arterias, el colesterol tendrá que ir para allá a reparar.
o
Anímese
con los ayunos. Intente comenzar de a poco con ayunos intermitentes. Con el
tiempo añada más horas una vez a la semana o al mes para aumentar el tiempo en
autofagia, que limpiará cada una de sus células. Cuidado las mujeres de no
sobrepasar ciertas horas de ayuno (pregúntenme si lo necesitan).
o
Muévase.
El ejercicio tiene múltiples beneficios. Comience con alguna actividad que le
permita dedicarle un tiempo cada día, algo que le “canse”, que le haga respirar
más rápido. Mejor poco cada día que mucho un día.
o
Aumente
los ácidos grasos Omega 3 con alimentos o suplementos. Limpia las
arterias y aporta elasticidad a las paredes.
o
Tome
colágeno para reforzar las paredes arteriales e intestinales.
o
Consumir
fibra soluble puede contribuir en reducir el colesterol. Estudios revelan como
por ejemplo 3 g de fibra soluble de avena (3 porciones de harina de avena, 28 g
cada una) pueden disminuir el colesterol total y LDL en aproximadamente 11,6
mg/L (0.13 mmol/L)
o
Añada
a su dieta fitoesteroles naturales:
-
Vegetales verdes y amarillos/naranjas
-
Frutos secos
-
Semillas (calabaza, girasol, chía, sésamo, lino)
Y lo más importante, ¡haga el protocolo de
Trementina! Además de tener testimonios en el grupo de fcbk de personas a las
que regularon su colesterol y triglicéridos, ha de saber que los a y b pinenos
presentes en la trementina tienen capacidad lipofílica, es decir, que disuelven
grasa.
¿Quiere comprobarlo? Ponga en un botecito una cantidad de un aceite muy
denso como puede ser el ricino. Añada trementina, con ¼ parte es suficiente.
Deje reposando el frasco y vea como ha cambiado la densidad del aceite al día
siguiente.
Feliz Día!
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Victoria Sanz
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