jueves, 16 de mayo de 2019

¿Temer o querer al colesterol?



Un exceso de colesterol puede hacer que, al combinarse con otras sustancias presente en la sangre (calcio, glóbulos blancos etc), se forme una placa denominada ateroma y quedar pegada a las paredes de las arterias impidiendo el correcto fluir de la sangre. Por ello, desde hace décadas nos han hecho temer al colesterol llenándonos de medicamentos, de alimentos enriquecidos que publicitan en la TV y rebosan en las estanterías de los supermercados, nos han dado recomendaciones dietéticas y a pesar de todo eso las enfermedades cardiovasculares, lejos de descender, han seguido aumentado.

Obviamente el tema ha tenido que someterse a revisión por parte de la comunidad científica, haciendo que hoy en día ya se comience a hablar de “el mito del colesterol” porque, aun siendo cierto que unos niveles elevados aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, esta nunca sería la causa primaria del problema. El colesterol sería el último en llegar, la última capa de la masa del ateroma. Donde habría que poner el ojo es en el resto de los elementos que forman la calcificación y en lo que hace que el colesterol se esté elevando, tales como síndrome metabólico, resistencia a la insulina, la diabetes, o problemas a nivel de ADN.

Entendamos primero qué es el colesterol y qué función tiene en nuestro cuerpo.

El colesterol es una sustancia denominada hidrofóbica, es decir, que repele el agua, por eso se asemeja con la grasa, pero no es grasa en sí. Se encuentra en cada una de las células del organismo, con especial relevancia en las neuronas del sistema nervioso. Por ese motivo nuestro cuerpo necesita y produce colesterol por sí mismo. Tiene la función de generar hormonas sexuales y tiroideas, vitamina D (con la ayuda del Sol), ácidos biliares necesarios para digerir alimentos o vitaminas liposolubles.

Además, el colesterol participa en el proceso de regeneración de los tejidos, en la restauración del daño inflamatorio y celular. La mielina (capa que recubre los nervios) está prácticamente formada por colesterol. Existen numerosos estudios que asocian la enfermedad de ELA con niveles muy bajos de colesterol y triglicéridos. Muchas enfermedades degenerativas y neuronales están relacionas con niveles bajos de colesterol. La leche materna está cargada de colesterol y muchos alimentos también contienen colesterol.



¡Vaya! Entonces parece que el colesterol no es malo como nos han hecho creer, y eliminar las grasas de nuestra dieta, ponerse a consumir un batallón de preparados alimenticios de moda, o medicarse durante años, quizá hasta resulte contraproducente.

El metabolismo del colesterol y todo lo que lo rodea es un mecanismo complejo que a mí me cuesta entender bien, ya que está influenciado por múltiples factores como la edad, alimentación, salud intestinal, genes etc, pero voy a intentar explicar lo que he ido entendiendo y me he explicado a mí misma.


¿Cómo viaja el colesterol por el organismo?

Cuando llega a través de los alimentos que ingerimos, el intestino absorberá aproximadamente un 25% (depende de la salud intestinal) de esa grasa (colesterol dietético) para enviarla hacia el hígado. Este producirá el resto del colesterol necesario para hacer las labores citadas anteriormente, aproximadamente un 75% y se enviará a la sangre para que las células puedan usarlo. Una vez que ha sido utilizado, el sobrante regresa al hígado donde se aprovechará para producir ácidos biliares. Lo que resta, el hígado lo desecha, vuelve al intestino y se excreta.

Todo este viaje logra hacerlo uniéndose a unas partículas llamadas lipoproteínas.
No sé bien por qué, pero cuando intento comprender ciertas cosas que no puedo ver, siempre las visualizo como trenes para darles forma mentalmente. Así que, en este caso el colesterol serían los pasajeros que cada día van de un lugar a otro a sus puestos de trabajo, y el tren que los transporta serían las lipoproteínas.

Imaginad que en los trenes (lipoproteínas) viajaran diferentes tipos de trabajadores, unos muy importantes que hacen funciones imprescindibles para el sistema (colesterol HDL), y otros trabajadores que pueden llegar a ser un estorbo (LDL) y otros que solo van al trabajo a molestar y ocasionar problemas (VLDL triglicéridos).



¿Qué son las Lipoproteínas?

Tenemos varios tipos de colesterol (HDL, LDL…), cada uno de ellos compuesto de lipoproteínas y grasa. A su vez cada tipo de lipoproteína contiene una mezcla variable de colesterol, proteínas y triglicéridos. Las lipoproteínas pueden ser de alta o de baja densidad.

Cuando se dice que hay un colesterol bueno y otro malo, suele ser porque un tipo de lipoproteínas hacen una función siempre con resultados positivos, y otras pueden acabar teniendo un resultado negativo.

-          LDL: Low Density Lipoproteins – Lipoproteína de baja densidad
Este sería el tren que va por la mañana temprano a llevar a los trabajadores (colesterol) a sus respectivos puestos. Se encarga de transportar nuevo colesterol desde el hígado a las células. Es el que, al juntarse con otras sustancias puede formar placa en las arterias, sobre todo si estas están dañadas porque se va a quedar en la lesión para repararla. A este le dicen “el malo”.
Rango oficial normal: 100 mg/dL

-          HDL: High Density Liporpoteins - Lipoproteína de alta densidad
Es el tren que hace el camino de regreso a casa con los trabajadores que ya han hecho su tarea. Recoge el colesterol no utilizado por las células y lo lleva al hígado para ser procesado, convertido en parte de la bilis y eliminado después.

Le dicen “el bueno” porque es el que elimina la grasa de las arterias, ayudando al VLDL a convertirse en LDL para ser reciclado. No tiene el potencial para quedarse pegado en la pared vascular, por lo tanto, no contribuye a la formación de placa.
Rango oficial normal:
o   Hombres: más de 40 mg/dL (1.04 mmol/L)
o   Mujeres: más de 50 mg/dL (1.3 mmol/L)

Tener unas concentraciones de HDL más bajas del rango oficial, puede generar una mala regulación de las grasas ocasionando que no se puedan eliminar del organismo, acumulándose así en las arterias.

-          VLDL: Very Low Density Lipoproteins – Lipoproteínas de muy baja densidad.
Este se produce en el hígado y se libera en el torrente sanguíneo para suministrar a los tejidos del cuerpo un tipo de grasa denominada triglicéridos. Contribuye a la formación de placa. Casi la mitad de una partícula de lipoproteínas de muy baja densidad está formada por triglicéridos.
Rango oficial normal: entre los 2 y 30 mg/dl


¿Qué son TRIGLICÉRIDOS?

A estos sí que debemos prestar atención.
Voy a citar la descripción que la Clínica Mayo hace sobre los triglicéridos, para que no piensen que como yo siempre hablo de estilo de vida paleo, cetogénico o bajo en carbohidratos, estoy dando una definición favorable a mi discurso.

“Los triglicéridos son un tipo de grasa (lípidos) que se encuentran en la sangre.
Cuando comes, el cuerpo convierte todas las calorías que no necesites usar de inmediato, en triglicéridos. Los triglicéridos se almacenan en las células grasas. Más tarde, las hormonas liberan triglicéridos para obtener energía entre las comidas.
Si ingieres regularmente más calorías de las que quemas, en particular de alimentos ricos en carbohidratos, puedes tener los triglicéridos altos (hipertrigliceridemia).

¿Cuál es la diferencia entre los triglicéridos y el colesterol?
Los triglicéridos y el colesterol son diferentes tipos de lípidos que circulan en la sangre:
-          Los triglicéridos almacenan las calorías no utilizadas y proporcionan energía al cuerpo.
-          El colesterol se utiliza para construir células y ciertas hormonas.”

Lo dice la Clínica Mayo, lo que aumenta los triglicéridos no son las grasas como nos han hecho creer, sino que aumentan con la ingesta de alimentos ricos en carbohidratos como las harinas refinadas, azúcares etc

Por este motivo, cuando hacemos dietas bajas en carbohidratos como paleo, cetogénica etc. y el organismo deja de obtener su energía de la glucosa para conseguirla de la grasa, esta se movilizará por la sangre para ser usada, “quemada” como combustible y obviamente aparecerá en las analíticas (a veces hasta más del doble) simplemente porque está viajando por la sangre, tal como lo hace la gasolina por la manguera para llenar el depósito del vehículo. Igualmente ocurre cuando se hace ejercicio y se “quema grasa”. En estos casos es habitual que LDL y los triglicéridos den más altos, aunque se estabilizará con el tiempo, cuando el organismo se acomoda.
Si pasando unos meses siguen dando altos, hay que poner la atención sobre el hígado, ya que puede estar saturándose por tener que procesar muchas grasas. En ese caso es bueno dar un respiro al hígado haciendo entradas y salidas en cetosis, hacer ayuno intermitente, e incluir en las comidas alimentos frescos de hoja verde especialmente los amargos, incluso ayudar al hígado a trabajar con algún suplemento como el cardo mariano.
La solución no es dejar de comer por ejemplo los temidos huevos “que aumentan el colesterol” porque, como hemos visto, si no obtenemos colesterol dietético, el organismo se va a asustar porque no le llega uno de los ingredientes básicos para realizar sus funciones, y el hígado se va a poner como loco a fabricar colesterol.

Las mujeres deben tener en cuenta que durante el embarazo y la menopausia se producen alteraciones en los valores de colesterol a causa del descenso de estrógenos. Suele disminuye el HDL y aumentar el colesterol total y el LDL. Paciencia señoras, cuiden más la alimentación y hagan algún tipo de ejercicio que les divierta para que puedan hacerlo cada día.

Como vemos el colesterol está en continuo movimiento a lo largo del día, por eso no podemos tomar como determinante una sola analítica, porque si los días previos o el mismo día del análisis por ejemplo no hemos evacuado, si hemos comido determinados alimentos, si hemos hecho mucho ejercicio, incluso si nos hemos dañado con un golpe o un corte, los valores pueden ser completamente diferentes a los que tendremos al día siguiente.


Algunos datos orientativos:

-          HDL alto: bueno
-          Triglicéridos bajos: bueno
-          HDL bajo: malo
-          HDL bajo con LDL muy bajo: muy malo
-          HDL alto con LDL muy alto: poco malo
-          Colesterol Total alto: malo


Si usted teme que sus altos niveles de colesterol le puedan producir un problema cardiovascular, o tiene antecedentes, lo que aclarará si verdaderamente tiene placa en sus arterias es una prueba de rayos X denominada Tomografía Computarizada o Angiotomografía. Pero si es solo por curiosidad, ha de valorar si merece la pena la exposición a los rayos X por los riesgos asociados.

Sí, es cierto, a veces no todo es alimentación y ejercicio. En ocasiones el ADN nos juega en contra. Existe un problema genético conocido como el síndrome de Smith-Lemi-Opitz que causa una deficiencia en la enzima 7-dehidrocolesterol reductasa, implicada en la síntesis del colesterol. Los niños que nacen con este problema aparecen con anomalías en cara o extremidades, déficit en el tono muscular, retraso mental o e crecimiento.


¿QUE COSAS NOS AYUDAN?

o   Vigile la cantidad de azucares, carbohidratos y alimentos inflamatorios que consume. Si daña sus arterias, el colesterol tendrá que ir para allá a reparar.
o   Anímese con los ayunos. Intente comenzar de a poco con ayunos intermitentes. Con el tiempo añada más horas una vez a la semana o al mes para aumentar el tiempo en autofagia, que limpiará cada una de sus células. Cuidado las mujeres de no sobrepasar ciertas horas de ayuno (pregúntenme si lo necesitan).
o   Muévase. El ejercicio tiene múltiples beneficios. Comience con alguna actividad que le permita dedicarle un tiempo cada día, algo que le “canse”, que le haga respirar más rápido. Mejor poco cada día que mucho un día.
o   Aumente los ácidos grasos Omega 3 con alimentos o  suplementos. Limpia las arterias y aporta elasticidad a las paredes.
o   Tome colágeno para reforzar las paredes arteriales e intestinales.
o   Consumir fibra soluble puede contribuir en  reducir el colesterol. Estudios revelan como por ejemplo 3 g de fibra soluble de avena (3 porciones de harina de avena, 28 g cada una) pueden disminuir el colesterol total y LDL en aproximadamente 11,6 mg/L (0.13 mmol/L)
o   Añada a su dieta fitoesteroles naturales:
-          Vegetales verdes y amarillos/naranjas
-          Frutos secos
-          Semillas (calabaza, girasol, chía, sésamo, lino)


Y lo más importante, ¡haga el protocolo de Trementina! Además de tener testimonios en el grupo de fcbk de personas a las que regularon su colesterol y triglicéridos, ha de saber que los a y b pinenos presentes en la trementina tienen capacidad lipofílica, es decir, que disuelven grasa. 
¿Quiere comprobarlo? Ponga en un botecito una cantidad de un aceite muy denso como puede ser el ricino. Añada trementina, con ¼ parte es suficiente. Deje reposando el frasco y vea como ha cambiado la densidad del aceite al día siguiente.

Feliz Día!
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Victoria Sanz
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