No, esta vez no vamos a hablar de un
nuevo brebaje a preparar para eliminar verrugas o poner el pelo azul. Hoy solo
vamos a hablar de miel. ¿Y del peróxido? Si, también, pero del contenido en la
miel.
La miel es un producto que producen las
abejas a partir del néctar y secreciones de las flores e insectos. Recoge esa
sustancia, la mezcla con sus propias secreciones y la va depositando en las
celdas de la colmena para que vaya madurando.
Existen muchos tipos de miel con
apariencia y sabor diferente. La flor de donde se extrae el néctar es la que
aportaría el sabor. Se sabe que mieles más oscuras tienen un mayor poder
antioxidante, al contener más flavonoides y carotenos (1).
La miel es usada desde hace siglos en
alimentación, no solo para saborizar o endulzar alimentos, sino también como
medio de conservación. Gracias a sus propiedades antimicrobianas y
antisépticas, también ha sido utilizada vía interna y externa para tratar múltiples
problemas de salud.
Muchos de los nutrientes presentes se
van a perder si sometemos el producto al calor por encima de 60º, algo que se
hace muy habitualmente ya que, al cristalizar los azúcares, esta se solidifica
y resulta difícil de envasar. Los comerciantes la llevan a un proceso de
pasteurización, donde puede alcanzar los 70 u 80º. Por eso debemos usar siempre
miel “cruda sin pasteurizar”. A pesar de esa sensibilidad al calor, no supone problema
el poner miel a la infusión, ya que el agua se va enfriando en la taza y no
llega a afectarla.
¿Cómo saber si la miel es “cruda”?
No es una prueba infalible, pero nos puede
dar una idea.
Hemos de meter una cucharada de miel en
un vaso de agua. Si la miel empieza a disolverse, es que esta ha sido
pasteurizada. Si por el contrario cae al fondo de manera compacta y cuesta disolverla,
es miel cruda.
¿Qué es lo que tiene la miel para
aportarnos tantos beneficios?
Aunque su composición puede variar dependiendo
del tipo o del tratamiento al que ha sido sometida, a grandes rasgos tenemos:
- Agua: 17-20%
- Hidratos de
Carbono: 75-80%
o
Fructosa
38%
o
Glucosa
31%
o
Maltosa
7,5%
o
Sacarosa
1%
o
Otros
azucares 5%
- Proteínas: 0,3%
- Potasio: 0,2%
- Cromo: 290 ug/kg
- Polen: 0,5%
- Minerales: 0,5-1% (calcio, cobre, hierro, magnesio, potasio, zinc, fósforo)
- Aminoácidos: ácido acético, ácido cítrico.
- Vitaminas: B, C,
Niacina, Ácido Fólico
- Gran contenido
en enzimas
o
Amilasa
o
Sacarasa
o
Glucosa
oxidasa
o
Peróxido
oxidasas
o
Catalasa
o
Fosforilasa
acida
Peróxido de Hidrógeno
También conocido como agua oxigenada, es
un compuesto oxidante tan simple que lo podemos encontrar en forma de gas en el
aire, en la lluvia, o tan sofisticado que puede usarse como combustible para
cohetes espaciales.
Peróxido de hidrógeno está presente en nuestra
saliva o en la leche materna, y lo producen las plaquetas de nuestro sistema inmunológico
para oxidar (quemar) microorganismos que nos pueden causar enfermedades. Las
bacterias sanas del intestino delgado producen peróxido de hidrógeno para
defenderse de las bacterias malas.
El peróxido de hidrógeno acaba siendo un
residuo del metabolismo celular de muchos seres vivos, ya que tiene la función
de protección ante agentes externos, y puede también convertirse en sustancia tóxica, por
eso después de hacer su trabajo, debe descomponerse en otras sustancias inocuas,
como son el oxígeno y el agua.
¿Por qué la miel nos aporta tantos beneficios
a la salud?
No es solamente por sus nutrientes, las
propiedades antisépticas se deben al contenido de peróxido de hidrógeno.
La enzima glucosa oxidasa presente en la
miel, interviene en el proceso de convertir la glucosa en peróxido de hidrógeno,
y liberarlo lentamente. De ahí que se haya utilizado desde hace
siglos para curar heridas de la piel.
Pero ya hemos visto anteriormente que el
peróxido también puede resultar tóxico. Y como en el universo todo aparece en
perfecto equilibrio, en la miel encontramos la enzima catalasa, encargada de descomponer
el peróxido de hidrógeno en oxígeno y agua.
Algunos tipos de miel conocidas por su
especial acción bactericida, es porque tienen una mayor concentración de
catalasa, y por lo tanto la degradación del peróxido de hidrógeno es más lenta
y estable.
Se dice que personas con muchas canas desde
jóvenes, andan bajos de esta enzima catalasa, ya que el peróxido de hidrógeno
que produce de manera natural el organismo, no llega a descomponerse
adecuadamente y ejerce su efecto oxidante durante más tiempo.
Aunque hay estudios referentes al tratamiento
de diabetes con miel de abeja, las personas con problemas diabéticos deben
abstenerse de consumirla, si en su dieta incluyen carbohidratos de absorción
rápida (pan, pasta, dulces etc…).
No es aconsejable dar miel a niños menores
de un año, ya que esta puede contener pequeñas cantidades de esporas
bacterianas, y el bebé aún no tiene un intestino lo suficientemente desarrollado
para luchar contra ellas.
¡Felíz día!
Victoria S.
REFERENCIAS